Paraguay

El nuevo presidente de Paraguay, ambiciones anunciadas

(Por Odalys Troya - PL) El destituido presidente paraguayo Fernando Lugo denunció en octubre de 2009 que había una fuerte campaña en su contra por sectores de la oposición y no descartó que el vicepresidente Federico Franco, actual mandatario, estuviera conspirando.

Lugo y el nuevo jefe de Estado impuesto ayer al pueblo paraguayo, luego de un juicio político aupado por la derecha que ocupa la mayoría en el Congreso, tuvieron roces desde el inicio mismo de ese gobierno.

Las sospechas de Lugo trascendieron cuando en octubre de 2009 fue consultado por la prensa acerca de revelaciones del senador Luis Alberto Wagner.

El legislador denunció en aquella ocasión que el vicepresidente Franco, del ala más conservadora del Partido Liberal Radical Auténtico, había pactado con parlamentarios del Partido Colorado (PC) para llevar a juicio político al mandatario "por mal desempeño".

"Recibimos mucha información, son comentarios, informaciones bajo la mesa. A mí no me consta, pero tampoco los descarto", dijo Lugo, quien tras unas históricas elecciones, desplazó al PC que se mantuvo 61 años en el poder.

Lo cierto es que los roces entre Lugo y su vicepresidente fueron una constante alimentada por motivos que iban desde cambios ministeriales hasta la participación en actos públicos y que fue bien aprovechada por medios de prensa privados.

Pero fue el apoyo de Lugo a la entrada de Venezuela al Mercado Común del Sur lo que marcó una evidente diferencia entre el Presidente y su segundo.

Actualmente, los Parlamentos de los otros miembros del bloque (Argentina, Brasil y Uruguay) han ratificado que Venezuela sea parte del mecanismo, menos el de Paraguay, pese a las ventajas económicas que reportaría la presencia de esa nación.

La asistencia de Lugo a reuniones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) también agregó leña al fuego.

A ello se suma que el jefe de Estado paraguayo incrementó el gasto social y se empeñó en una reforma agraria para acabar con el latifundio, desprivatizó el sistema sanitario y defendió la posibilidad de una nueva constitución.

El congreso, de mayoría opositora, se ha encargado de boicotear un amplio conjunto de propuestas del exobispo católico, quien decidió colgar los hábitos para dedicarse a la política, situación que grupos y organizaciones de izquierda en el país avizoraban como golpe de estado institucional.

Franco, de otro lado, en varias ocasiones dijo estar en condiciones para asumir la presidencia de Paraguay y desde el principio de su cargo evidenció sus ambiciones.

El nuevo gobernante paraguayo, designado tras un inusitado juicio político, integró la Alianza Patriótica para el Cambio, coalición que llevó a Lugo a la presidencia, integrada por más de 20 organizaciones sociales.

Según Franco, el presidente Lugo lo ignoraba en sus funciones de vicepresidente y en ocasiones no lo consultaba para decisiones como cambios de ministro. Pero, obviamente Lugo ya estaba advertido de las conspiraciones del vicepresidente.

El juicio político en todos estos años fue una amenaza permanente para el gobernante, y siempre se insinuaba de su sustitución por Franco.

En octubre de 2009, la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas denunció que sectores de la oligarquía y partidos de oposición estaban solicitando enjuiciar al mandatario, lo cual generaba el riesgo de un golpe de estado.

Previnieron desde entonces que esos grupos estaban preparando el terreno para una acción similar a la de Honduras donde fue destituido tras una asonada el presidente Manuel Zelaya.

La Mesa advirtió que la idea de la derecha era provocar una "explosión social" y la inestabilidad en Paraguay.

La organización denunció que se estaba gestando "una campaña tendenciosa y mal intencionada por parte de los sectores de la derecha retardataria, de la oligarquía latifundista, ganadera y sojera.

Aseguró que se generaba a través de algunos medios de comunicación y de fuerzas políticas de derecha como el Partido Patria Querida, UNACE, sector del Partido Colorado, y un ala más conservadora del Partido Liberal.

Para ello, recalcó, los medios de la oposición llevan a cabo constantes "bombardeos" de difamación contra Lugo para frenar procesos como la reforma agraria, señalaron tras un recorte de 20 millones de dólares del presupuesto del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra.

A raíz de ese recorte, el titular de ese ente, Alberto Alderete, aseguró que muchos senadores querían desmontar el programa del gobierno para frenar las transformaciones sociales y económicas en Paraguay, las que también cobraban fuerza en su política exterior.

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