Internacional

La cuestión Siria, entre supuestas libertades y dobles raseros

*Por Hugo Delgado

17 de agosto - Una vez más asistimos en el mundo como espectadores privilegiados a un culebrón internacional, en este caso “La novela siria”.

Los hechos que ocurren en el cercano y medio oriente son por lo general de difícil digestión para nuestras costumbres y nuestros conceptos, como por ejemplo “de democracia”.

A estos hechos y estas costumbres muy distintas se agrega el permanente uso y abuso de la deformación de la realidad por parte de las agencias de noticias usamericanas, generalmente en sintonía con los deseos del Departamento de Estado, cuando no de la temible y tristemente célebre CIA.

Así, por ejemplo, la mayoría de los occidentales creen que las mujeres no pueden usar otra ropa que el tradicional burka y que se pasan el día fumando esas pipas de drogas, mientras comen dátiles y ven mujeres caderotas bailando.

Ignoran, le hacen ignorar a occidente, mediante la imagen sesgada que difunden en forma monopólica, una realidad mucho más rica en matices, costumbres y realidades.

solo por abordar un tópico más antes de pasar al tema principal de esta columna, destacar que se pone hincapié en la inexistencia de locales de Mc Donalds en Irán, como si la proliferación de locales de esta cadena de comida chatarra fuera un ícono de la libertad, pero se ignora, se omite, deliberadamente que existen en el país muchos locales de venta de hamburguesas.

¿Hacia donde apunto con esta introducción?

Esencialmente al maniqueo tratamiento que se hace a través de los medios de la cuestión Siria.

Tratamiento que, por otra parte, recuerda al dado a Libia; Irak; Afganistán y antes Nicaragua; Panamá; Corea; Vietnam; Granada y tantos otros países soberanos que cometieron el crimen aberrante de no agradar con su elección de vida a los particulares gustos de los sectores que manejan el poder usamericano.

Claramente existe una injerencia extranjera en Siria armando a grupos armados, insurrectos, que pese a la férrea protección mediática que se les brinda ya se ha hecho público que se trata de una fuerza mayoritariamente mercenaria.

Una fuerza mercenaria que lleva dieciocho meses cometiendo actos terroristas contra el gobierno central sirio que, en uso de sus facultades constitucionales tiene el derecho y la obligación de reprimir para mantener el orden.

Como es lógico, está represión de los actos terroristas debe hacerse en el marco de los respetos de los derechos humanos y de la integridad de los ciudadanos, no obstante, insisto en el tema, asiste al Gobierno sirio el derecho de reprimir.

Curiosamente desde la prensa (monopólica) occidental se ha enfatizado en el rol de “guerreros de la libertad” de estos actores armados de la vida siria.

Lo más llamativo es que mientras condenan la represión de esa fuerza que mediante francotiradores se pasó meses asesinando a ciudadanos sirios que transitaban por rutas internas del país de una ciudad a otra, estos países occidentales reprimían protestas pacíficas de sus sectores indignados por la falta de trabajo y las políticas económicas antipopulares de sus gobiernos.

Pero volvamos a Siria. Allí rebeldes opositores al gobierno de Bashar al Assad, asesinaron a un reconocido periodista de la Agencia Árabe Siria de Noticias SANA, según se informó oficialmente.

Este se trata del tercer ataque contra periodistas efectuados por los rebeldes que curiosamente dicen luchar por la libertad en Siria.

Ali Abbas, quien se desempeñaba como jefe del Departamento de Noticias Internas en el citado medio de comunicación, fue baleado en la puerta de su casa en la localidad de Yededet Artouz, ubicada a unos 15 kilómetros al suroeste de Damasco, según confirmó el Ministerio de Información sirio.

Días atrás, un profesional de la televisión, presentador de programa y muy reconocido en el país, fue decapitado tras ser secuestrado por grupos opositores calificados de terroristas por las autoridades.

Finalmente el trío de acciones criminales contra hombres de prensa por estos mercenarios pagos por gobiernos occidentales que dicen defender la libertad se completa con el secuestro por parte de un grupo armado, en Al Tal, a unos 30 kilómetros al noreste de Damasco, de un equipo de la televisión siria Al Ikhbariya, según informó el portavoz de esa cadena a la agencia de noticias Prensa Latina.
Imad Sarah, directivo de la televisora, precisó que los reporteros fueron secuestrados cuando cubrían el desarrollo de los acontecimientos en esa localidad.

El equipo de Al Ikhbariya está integrado por la periodista Yara al Saleh-Abbas, un camarógrafo y otros dos integrantes.

No es la primera vez que los extremistas atacan a esa cadena de televisión: el pasado 27 de junio, siete personas -entre ellas tres periodistas- murieron durante un ataque a los estudios situados a 25 kilómetros de la capital.

Y tan sólo unos días atrás, el ministro sirio de Información, Omran al Zohbi, salvó su vida luego de que un atentado con bomba sacudiera los cimientos de la sede de la citada televisora cuando se encontraba el funcionario.

Paralelamente, en la convulsionada ciudad de Alepo, al norte del país, grupos insurgentes atacaron las instalaciones de la emisora aunque sin lograr su cometido de tomar la sede local de la misma.

Desde que se inició la crisis en Siria, los medios de prensa, tanto locales como internacionales, se convirtieron en blanco de los rebeldes que cínicamente sostienen defender la libertad.

Ahora bien, da la impresión que bajo ningún concepto esta posición de occidente y de ciertos países de la comunidad arabe de intentar retratar al gobierno como una dictadura y a las fuerzas mercenarias armadas como luchadores de la libertad; sin embargo los antecedentes en el tema parecen indicar que tendrán la misma suerte que han tenido en Irak; Afganistán; Yugoslavia; Nicaragua y tantos otros puntos del planeta donde, usando las cadenas noticiosas que luego replican los diarios, radios y canales de televisión hasta el cansancio generan percepciones distorsionadas de la realidad.

A distinta escala, esto se está aplicando en mayor o menor medida en todos y cada uno de nuestros países, donde los grandes medios del sistema se han convertido en una suerte de comisarios políticos de los sectores detentadores del poder económico, y que se han visto desairados en algunos países de nuestro subcontinente en los últimos años.

Es de esperar que esta confrontación finalice en pueblos concientes de la manipulación a que son sometidos y que empiecen a elaborar consenso en forma independiente a estos medios que vienen diciendo desde tiempos inmemoriales a nuestros ciudadanos a quienes, como y por que se debe votar y a quienes no, en beneficio de sus propios intereses y en contra de las mayorías.

 
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